martes, 7 de septiembre de 2021

Carmen Olascoaga, historia rodriguense


Carmen Olascoaga Giadaz nació en Mendoza en 1831 y se casó a los 16 años con el Doctor Bernardo De Irigoyen, de 25 años de edad. Fue un abogado diplomático radicado en la provincia de Mendoza desde 1846. Allí se casaron un 2 de octubre de 1847, tuvieron su primera hija y por ser un funcionario de Gobierno, en 1850 se dispuso su traslado a Buenos Aires. 

Ambos tuvieron 8 hijos: María Catalina de las Mercedes (n. 1850), María del Carmen (n. 1851), Bernardo Francisco Lorenzo (n. 1853), Elena Juana María (n. 1857), Manuel José Fermín (n. 1859), Fermín Francisco (n. 1861), Mercedes Adela (n. 1864), Carlos Alfredo Doroteo (n. 1868), e Irene Alcira (n. 1872). 

Bernardo de Irigoyen perteneció a una tradicional familia de Buenos Aires, tuvo una sólida educación y fue parte de una generación de estadistas ilustres que consagraron sus vidas y sus intereses al servicio de este país. Sin embargo, durante casi 10 años, se apartó del ambiente político e inició, en Montevideo, actividades comerciales y profesionales que le permitieron comenzar a acumular un considerable patrimonio. 

Con la muerte de su padre, Fermín Francisco de Irigoyen y Calderón en 1853 a los 58 años, los planes cambiaron para Bernardo de Irigoyen y su distinguida esposa Carmen Olascoaga. Volvió a la Argentina, arregló temas pendientes de su padre y se dedicó a negocios agropecuarios, comerciales e industriales en Santa Fe, Misiones y Buenos Aires. También, a explotar su modesta herencia, la que compartía con sus dos hermanos: una casona en la Calle Florida y las 1000 hectáreas del campo “San Fermín”, ubicada en Luján, en tierras que más tarde formaron parte del actual partido de Gral. Rodríguez. 

A los 31 años Bernardo de Irigoyen tomó su caballo y se instaló en las tierras “San Fermín” con dos peones mendocinos. Él había sido educado en colegios y en la universidad, pertenecía a importantes círculos sociales pero no tenía conocimientos rurales. Con su herencia, préstamos y asociándose con otras personas, pobló su campo demostrando a quienes no creían en él, sus grandes capacidades y su activo temperamento. 

Bernardo de Irigoyen levantó cuatro ranchos de adobe y techos de paja, pisos de tierra alisada y puertas de madera, construyó los corrales y trajo a su joven esposa Carmen Olascoaga, quien resignó las comodidades de la gran Casona ubicada sobre la calle Perú, posteriormente Florida 351, entre Tucumán y Viamonte (hoy
Florida 611). Esta casa se encontraba ubicada en la primera calle de Buenos Aires convertida en una verdadera exposición de productos comerciales que atraía a todos los porteños, totalmente iluminada con faroles que funcionaban con aceite y que posteriormente fueron reemplazados por luminarias a gas, siendo la primera calle en exhibirlas (en el año 1856). 

La prioridad fue poner en funcionamiento el campo “San Fermín” ubicada sobre el arroyo “La Choza”, nombre que también se le dio a la parte residencial de la estancia. 


Carmen Olascoaga, con 22 años, llegó a la modesta vivienda que su esposo había construido con la ayuda de algunos amigos y vecinos. No es difícil imaginar el contraste de vida, soledad, silencio absoluto, no había árboles ni vecinos, no había comercios, soportaron privaciones de todo tipo, pero poco a poco la estancia se organizó y ella dirigió personalmente la plantación de eucaliptus, indicando a los peones la ubicación de cada uno de los árboles. Lo novedoso de estos árboles exóticos era que se adaptaban a prácticamente todos los climas y suelos, que generaban grandes cantidades en tiempos relativamente cortos y que se recuperaban ante la acción negativa del fuego, sequías, plagas, ramoneo y que eran utilizados para la medicina natural, principalmente para los tratamientos terapéuticos contra enfermedades respiratorias. 

Esta plantación de eucaliptos fue un plan de Domingo Faustino Sarmiento, quien repartió a estancieros y dueños de campos las semillas traídas desde Australia en 1857, alertando sobre la pérdida de bosques y los cambios climáticos que generaba el procesos de la agricultura y el crecimiento del ferrocarril sobre el monte natural. 

Fue así como Carmen Olascoaga alentó a su esposo y después de más de treinta años de trabajo y sacrificio, “La Choza” se convirtió en un lugar fantástico y tranquilo, en la sede administrativa de los establecimientos ganaderos que tenían en Santa Fe y Entre Ríos, y en el cable a tierra de Bernardo de Irigoyen por el resto de su vida. Este partido, como los ubicados en Santa Fe y Entre Rios, consiguió sus límites gracias a la donación de sus tierras, para que el ferrocarril instale las estaciones que permitió comercializar a él y a los estancieros de la zona.

Carmen Olascoaga nació en Mendoza y sus padres fueron el inmigrante vasco Manuel Olascoaga Ibarra y la cordobesa Micaela Giadaz Sosa. Sus tres hermanos fueron Irene del Corazón de Jesús Olascoaga Giadaz, el coronel Manuel José Evaristo del Carmen Olascoaga Giadaz y Teresa de Jesús Olascoaga Giadaz. 


La familia fue afectada tristemente un 20 de marzo de 1861, Carmen Olascoaga tenía 30 años de edad y se encontraba en Bs. As. Cerca de las 20:30hs. un terremoto destruyó casi completamente la ciudad de Mendoza llevándose la vida de sus padres y de Teresa. El hermano Manuel no estaba en el epicentro, pero rápidamente se dirigió al lugar y con 26 años de edad, desenterró él mismo los cadáveres de su familia. Fue una figura fundamental para la organización que enfrentó el pos terremoto registrado con 7,2 grados en la escala de Richter, ya que siendo coronel se puso al servicio del orden, del auxilio de las víctimas y del servicio de correos. Nunca pudo sobrellevar el choque psíquico por la muerte de su familia, así que se tomó un tiempo por a la abrumadora depresión que lo dejó postrado dos días con una intensa fiebre y se fue a Córdoba rechazando los puestos que le habían ofrecido. 

De este desastre natural se rescató, de los escombros del Templo San Francisco, la imagen de la Virgen del Carmen, el bastón de Mando de José de San Martín y la Bandera del Ejercito de Los Andes. La imagen se encuentra en Mendoza desde el siglo XVIII y fue donada por Pedro de Nuñez. En 1776 fue trasladada al templo San Francisco, esquina Ituzaingó y Beltrán, y en 1817 salió en procesión al encuentro del Ejército Libertador en la Plaza Mayor. 

José de San Martín convirtió a los habitantes de Cuyo en heroicos soldados. Necesitaban una Madre que los ampare, que le de sentido a tanto sacrificio y es así como declaró a la Virgen del Carmen Generala del Ejército de Los Andes, teniendo en cuenta que en la zona ya estaba muy arraigada su devoción. 

Esta devoción tiene su origen en el Monte Carmelo (Palestina), una institución que por las circunstancias socio-políticas y religiosas de la época estaba destinada a desaparecer. Fue un grupo de peregrinos, procedentes en su mayoría de la vieja Europa, el que construyó un pequeño oratorio donde se reunían diariamente para escuchar la santa misa. La capilla fue construida y dedicada a la Santa María y de ahí surge el nombre con el que se los conoce en la actualidad: “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”, seguidores de la “Virgen del Carmen”, o simplemente los “Carmelitas”. 




Carmen Olascoaga era devota de la Virgen porque era parte de la cultura de su lugar de nacimiento y crianza. Su influencia fue determinante para que en la Parroquia ubicada en nuestra ciudad, consagrada en ese entonces a los Santos Irlandeses San Patricio y Santa Brígida, se entronizara a la Virgen del Carmen como Santa Patrona de Gral. Rodríguez. En 1871, a sus 40 años, Carmen y su esposo donan la el primer altar y que también formó parte de las comisiones que proveyeron a la Iglesia de un altar mayor y una torre con campanario. Una placa ubicada en una de las paredes de la Parroquia dice “Da. Carmen O. de Irigoyen dona ESTATUA Virgen del Carmen Patrona de Gral. Rodríguez 1881”. 

Con 43 años Carmen Olascoaga fue garante de Juan Posse, para la compra de estanterías y exhibidores de “La Popular”, un negocio de tabaco inaugurado un 4 de julio de 1874 en Buenos Aires. Estaba ubicado en la esquina Florida y Parque (que pasó a llamarse General Lavalle desde 1878). Por varios años ese lugar se convirtió en la vivienda familiar de Juan Posse, dueño del comercio, y de su hermano Salvador. 

En un principio fue un negocio sencillo, que comenzó con sólo $83 en la caja, pero que consiguió una gran reputación distribuyendo sus productos en toda la Argentina y por al menos 30 años la empresa no dejó de crecer. Esto era de esperarse, se vislumbraban las habilidades para los negocios de este joven de 20 años que, nacido en Uruguay, llegó a la Argentina con 3 años de edad. 

A fines de 1880, la sociedad Pantelefónica de Locht, abrió sus oficinas en la calle Florida con solo 20 abonados. Un 4 de enero de 1881 golpearon la puerta de la casona de la calle Florida y colocaron el teléfono al primer abonado de la argentina, Bernardo de Irigoyen. Los teléfonos eran instalados en las casas de familias adineradas, en residencias lujosas y sin necesidades, pero sabemos que en las escapadas a “La Choza”, en Gral. Rodríguez, se buscaba un lugar solitario y silencioso, un refugio donde Bernardo disfrutaba de tomar “baños de silencio” para meditar mejor sobre los grandes desafíos y problemas del país. 

Don Bernardo de Irigoyen adhirió en 1889 a la recién formada Unión Cívica de la Juventud y a su sucesora Unión Cívica, la cual participó, nada más y nada menos, de la revolución del ‘90 y fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical. Representaba la tendencia moderna de la UCR en la Capital, una tendencia pacífica y organizada apoyada por quienes querían cambiar la imagen combativa del partido. Fue además, uno de los hombres más queridos y respetados del país, conseguía la fórmula de encuentro más satisfactoria para todos. Un hombre sencillo, elegante, con un trato encantador y con el talento de hacer valer sus razones sin jamás alterarse. Sin embargo siempre prevaleció el recuerdo de haber sido funcionario en la época de Rosas, por lo que para sus opositores, no dejaba de ser un “mazorquero”. 

Analizando la situación de esos momentos de crisis política, revoluciones, acuerdos cívico-militares, alzamientos en diferentes sectores, numerosas combinaciones y silencios que molestaron a la sociedad a partir de 1890, se entiende el por qué fue prudente que Bernardo de Irigoyen haya redactado parte de su testamento. En él habló a sus hijos pensando en la posibilidad de que alguno de ellos forme parte del ambiente. Les pidió que sean tolerantes, moderados en sus opiniones, en sus procedimientos y dejó en claro su accionar: “He ocupado altos puestos públicos, he tenido influencia política durante 20 años, y quiero aclarar en este momento en que pensando en una vida futura no es permitido apartarse de la verdad, que no he tenido directa ni indirectamente participación en ningún negocio con los gobiernos; que no he favorecido a mis familiares ni a mis amigos con negocios y beneficios administrativos. Que he procedido procurando inspirarme en la más alta honradez”. Estas palabras fueron redactadas el 19 de febrero de 1891 y siete días después falleció su hija Mercedes Adela, un 27 de febrero de 1891 en Buenos Aires, a los 26 años. El 5 de junio de 1893 falleció Carmen Olascoaga a los 65 años de edad y al año siguiente su otra hija María del Carmen el 25 de noviembre de 1894, a los 43 años. 

Quedaron atrás las fiestas alegres en la casa de Carmen Olascoaga y de Bernardo de Irigoyen, como recordaba Barroetaveña uno de sus amigos, donde sus cuatro hijos y cuatro hijas formaban una orquesta y tocaban instrumentos como el piano y el violín. Quedó en el recuerdo la vocación de Carmen Olascoaga, el trabajo en instituciones benéficas como: Sociedad de Beneficencia, Hermanas de los Pobres, Damas de la Misericordia, Hermanas de los Desamparados de Santa Fe y San Vicente de Paul, la creación de orfanatos, de sociedades de socorros mutuos e iglesias en distintos lugares. Queremos resaltar el compromiso de Carmen de Olascoaga y su actividad benéfica, con todo lo que significaba ser mujer en aquella época, afrontando junto a su familia las dificultades de ser esposa de un personaje político reconocido, en tiempos de violencia y cambios sociales. 

Pretendemos conservar en la memoria, la vida de este matrimonio que dejó huellas en la historia de Gral. Rodríguez y de todos aquellos lugares por donde pasaron. 






Paulina Galdames 

Fuentes: 

- Premio en Derecho Internacional “Bernardo de Irigoyen”. 
- Consejo Argentino para las relaciones internacionales. “Bernardo de Irigoyen”, Jorge Hugo Herrera Vagas. 
- “Don Bernardo, el presidente que no fue”, por Juan Cresto para La Nación, 27/12/2006. 
- gw.geneanet.org (Carmen Olascoaga, Fermín de Irigoyen) 
- “Historia de la Telefonía en Argentina (III)”. Teléfonos Vintage, sábado 28 de mayo de 2016. (telefonovintage.blogspot.com). 
- Fan Page: “Fotos antiguas de la Ciudad de Buenos Aires”. 
- “Pequeña Historia de la calle Florida” José Luis Lanuze. 
- “Historia de Gral. Rodríguez. Pueblo y Partido, Antecedentes y Período 1864 – 1930”. Por Dardo Malvino 1982 
- “El sector Forestal Argentino: Eucaliptus”. Revista de Divulgación Técnica Agrícola y Agroindustrial. Revista N° 53. Año 2013. 
- “Un Sarmiento poco conocido: el protector del árbol”. Por Claudio García 
- “Literatura de Mendoza”. (Espacio, Historia, sociedad) Universidad Nacional de Cuyo Facultad de Filosofía. 
- “Ruinas de San Francisco” (Antiguo Templo Jesuita) ciudaddemendoza.gob.ar 
- “Día de la Virgen del Carmen de Cuyo” www.mendoza.edu.ar (Dirección General de escuelas). 
- “Virgen de Carmen de Cuyo”. Verdad en Libertad (noticias y pensamientos en Clave Cristiana). Por Jenifer Almendras. 
- “La advocación del Carmen. Origen e iconografía”, por Ismael Martínez Carretero, o. Carm. 
- “Pioneros del tabaco- Los fabricantes de cigarrillos en la Argentina 1850 – 1920”. De Alejandro Butera 
- “Bernardo de Irigoyen”. Wikipedia (17 de mayo de 2020) 
- “Don Bernardo de Irigoyen, un estimado Convecino”. El Heraldo de concordia. Por Darío H. Garayalde 17 de sep. De 2019. 
- “La muerte del último Rosista”, extracto del libro “La Patria Enferma” de Omar López Mato. Historiahoy.com.ar. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario